Análisis: “Hitman: Absolution”
Análisis: “Hitman: Absolution”
El Agente 47 vuelve para hacer lo que mejor sabe: matar. Uno de los asesinos más famosos de la historia de los videojuegos tiene ya preparada nueva aventura, y ésta sortea las polémicas de su desarrollo y surge con la intención de ser la mejor entrega de la serie hasta la fecha. ¿Lo ha conseguido? Absolution ha cambiado algunos conceptos de la franquicia, así que la conclusión puede ser sorprendente. No podemos esperar a contártelo, así que disparamos...
Los chicos de IO Interactive no han tenido en esta generación su mejor etapa creativa. Comenzaron de forma esperanzadora con el port a Xbox 360 del notable Hitman: Blood Money, pero después se perdieron con los meramente interesantes Kane & Lynch y con el discreto Mini Ninjas. Lejos parecían quedar los tiempos de excelencia del increíbleFreedom Fighters y de episodios de Hitman tan brillantes como el segundo, pero todo estaba en manos de este estudio de culto para revertir las tornas con el esperadísimoAbsolution.
Ahora, con él en las manos, las sensaciones que nos deja el nuevo viaje de 47 son francamente positivas. El juego es largo, rejugable, cuenta con un apartado visual sencillamente impresionante, y sigue siendo tan estricto como siempre si lo deseamos, aunque también sabe hacer hueco a los jugadores inexpertos con sus dificultades más bajas. Lamentablemente no todo es bueno y hay algunos aspectos que lo alejan del nivel de excelencia que se esperaba de él. Entraremos a diseccionarlos más adelante en el artículo, pero antes de comenzar a desmenuzar al nuevo Hitman podemos adelantar que entre otras cosas falta algo de consistencia en las reglas de detección del título y que, de cara a los seguidores de la saga, hay un importante recorte en la libertad del usuario a la hora de afrontar unos escenarios mucho más pequeños de lo habitual.
¿Supone esto que Absolution es un mal videojuego? Nada más lejos de la realidad, pero sí que significa que no es tan extraordinario como podía haber acabado siéndolo. No se trata de que no sea fiel a la serie Hitman ya que de hecho es fácilmente reconocible como tal, aunque lo contrario no nos hubiera importado demasiado puesto que valoramos a los juegos como ente independiente y no como pertenecientes a una franquicia... Se trata más bien de que su planteamiento de la campaña en pequeños compartimentos estancos y propulsado en mayor medida de lo que era habitual por la narrativa, no acaba de funcionar de una forma tan efectiva como sí lo hacía en el pasado. Nos explicamos.
Ángel Vengador, Ángel Protector -Guión-
La relación de la saga Hitman con las historias siempre ha sido caprichosa. Ha habido títulos dentro de la IP que no se han preocupado de la narrativa más allá de la presentación de fases sin demasiada relación unas con otras, y ha habido otros que sí han tratado de hilar un nexo más trabajado entre sus diferentes niveles. Pero siempre se han caracterizado por ser juegos que, aunque fuera indirectamente, en realidad contaban muchas cosas en sus entrañas. ¿Cómo se conseguía esto? De forma independiente a si había hilo conductor o no entre los capítulos, cada uno de ellos era una pequeña historia en sí misma dentro del conjunto: con unos objetivos a asesinar que tenían unas personalidades muy marcadas que íbamos descubriendo conforme explorábamos el escenario, y que estaban ubicados en grandes decorados que eran en sí mismos pequeños eco-sistemas llenos de diminutas intrigas, crónicas y divertidas tramas que observar.
Absolution, en cambio, opta por recortar los micro-relatos y apostar por un guión general omnipresente. En lugar de ser la suma de muchas historias pequeñas, el nuevo Hitman apuesta por ser una macro-narración dividida en pequeñas estancias que no siempre funcionan de forma tan firme como lo hacían en el pasado. De hecho algunos de los niveles ni siquiera incluyen un asesinato y tratan, por ejemplo, sólo de huir o de abrir una puerta en un punto determinado, con lo cual el mapeado pierde algo de vida y ya no es tan necesario estudiarlo al dedillo para empaparnos de su vida interior o de los pequeños secretos que esconden nuestros objetivos a eliminar. Sí hay algunos personajes con los que debemos acabar y que tienen su personalidad algo más trazada que el resto, pero son minoría en el conjunto de la campaña. Por mencionar un único ejemplo que evite spoilers podemos decir que en un capítulo tenemos que acabar con una persona que se ocupa de la regencia de un club de strip-tease, y observándole le seguiremos por el bar del local, pasando por los camerinos...
Hitman ha vuelto. Y ya no sólo es un asesino, ahora también es el guardaespaldas de una aterrorizada jovencita.
No está mal, nada mal, pero como decimos su caso no abunda y palidece un poco si lo comparamos con, por ejemplo, el cantante de ópera de Blood Money que actuaba, paseaba por las entrañas del recinto, ensayaba, esperaba en su camerino... o con el play-boy también del anterior juego, que descansaba en una piscina, solicitaba un lap-dance y lo veía en un reservado, o pedía copas a los camareros entre muchas otras acciones. Todo ello nos permitía mil y una situaciones para matarlos sin despertar sospechas (envenenándolos, escondiendo un cartucho de verdad en su pistola de fogueo...), y pese a que también hay alternativas aquí, su número es bastante más pequeño. Así que después entraremos en lo restrictivos que son los momentos en los que podemos acabar con nuestros objetivos en contraposición al estilo mucho más abierto de su predecesor, pero de momento queríamos dejar claro que a efectos narrativos el rendimiento de los episodios es también más discreto.
Y todo para fomentar una historia general de la que debemos hablar lo menos posible para evitar destriparla. En Absolution el Agente 47 va un paso más allá de lo visto en la cuarta entrega, y comienza ajustando cuentas con Diana tras una traición de la agencia, y finalmente con la petición de ésta para que cuidemos de una niña llamada Victoria de la que el crimen organizado rápidamente pedirá la cabeza. Así que nos convertiremos en el clásico ángel vengador, pero también en un sorprendente protector que tendrá que cuidar de la jovencita que tantos secretos esconde. A efectos jugables el cambio no aporta nada más allá de uno o dos puntos de la campaña en los que la niña hace acto de presencia testimonial, pero desde el punto de vista narrativo sí resulta algo más interesante para propulsar el guión. Aunque sea todo visto desde los predecibles ojos del hierático rostro del siempre plano 47.
La historia de Absolution no es la mejor que hemos visto en los últimos tiempos, pero al menos nos permite visitar lugares muy variados.
Es de agradecer el intento de IO Interactive por engordar a este Hitman con una historia más dilatada, sin embargo el resultado dista de ser un éxito. Todo lo que sea profundizar en la personalidad del hasta ahora bidimensional protagonista es bienvenido, pero esperamos mejores resultados de cara al futuro. No tenemos nada en contra de los tópicos, puesto que entendemos que por desgracia están a la orden del día en los videojuegos, pero algunos de los giros con los que se nos busca sorprender no tienen mucho sentido, y en todo momento se hace gala de un cierto sensacionalismo en la forma de tratar algunos temas. Esta irregularidad en el guión no penaliza en la nota final, pero sí que debemos hacerla notar, especialmente por la decidida intención de sus responsables en ahondar en el argumento del juego.
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